Inclusión en los procesos a personas con características especiales

La creación de espacios seguros para todos es una de las prioridades de hoy en día para las escuelas, clubes y para el sector laboral, y cada vez es más palpable el concepto de inclusión en muchas empresas. En este caso, la inclusión se define como “Incluir a personas con discapacidades en las actividades cotidianas y animarlas a que tengan roles similares a los de sus compañeros que no tienen una discapacidad”, y es una meta que cada día está más cerca de cumplirse, puesto que cada vez más gente se concientiza respecto a esta situación. 

Es importante que este proceso esté enfocado en llevar a una mayor participación de personas con capacidades diferentes en actividades que ya están socialmente previstas, por ejemplo, ser estudiante, trabajador, miembro de la comunidad, paciente, esposo, pareja o padre. Es decir, todo debe enfocarse a poder relacionarse con otras personas y disfrutar actividades del día a día.

¿Cómo fomentar la inclusión en el espacio de trabajo?

Claro que esto no sólo significa que se deba animar a las personas, sino que se deben idear nuevas políticas y reglamentos y asimismo, adecuar los ya existentes para esta situación y garantizar su correcta aplicación. Entre otras cosas, para poder realizar correctamente un proceso de inclusión se necesita de un programa de inclusión. 

Esta es una de las partes más difíciles del proceso, pero a su vez es una parte esencial del mismo, puesto que es la base para todo lo demás. Para realizarla correctamente se necesita determinar los siguientes puntos:

  • Reclutamiento: Para el reclutamiento es importante que este se realice de la manera en que se realiza con todos los candidatos, sin tomar en cuenta la discapacidad que pudiera tener el candidato como una limitante, puesto que esto no influye en sus habilidades laborales o desempeño profesional. 
  • Capacitación: En caso de que el candidato sea contratado, es importante darle las oportunidades que se le darían a cualquier otro colaborador, siempre asegurándose de que sean dignas. Pero antes de eso, es importante dar la capacitación pertinente, asegurando que no se subestime su potencial, y con consciencia de que él debe realizar las tareas del puesto para el que se le contrató y no asignarle tareas que puedan desperdiciar las capacidades del colaborador.
  • Adaptaciones físicas y tecnológicas: A pesar de que se debe tratar al colaborador de la misma manera en que se trataría a cualquier otro, si es importante recalcar que se deben realizar cambios en la infraestructura del ambiente de trabajo. Esto se puede hacer de diferentes maneras: colocando rampas y baños especializados para personas en silla de ruedas, señales sonoras, textos en braille y sobre todo adaptar los equipos tecnológicos para que posibiliten el facilitar el trabajo de quien los use, especialmente en el caso de personas con discapacidades auditivas y visuales. Es decir, se debe hacer todo lo posible para proveer accesibilidad. 

La inclusión de personas con capacidades diferentes en los espacios de trabajo y de manera general, significa que estamos dispuestos a entender de mejor manera la forma en que las personas se relacionan y cómo funcionan y participan en la sociedad. De esta manera se garantiza que todos tengan las mismas oportunidades y se desempeñen en las actividades que deseen al máximo de sus capacidades, sin ser discriminados o marginados.

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